Diagnóstico
Para
detectar la infección por el virus del sida es necesario realizar un análisis
de sangre. En realidad, esta prueba no busca la presencia del VIH, sino de
anticuerpos que se han producido para luchar contra el virus. Generalmente, el
organismo tarda entre un mes y seis semanas hasta que se producen suficientes
anticuerpos para registrarlos en una de estas pruebas, por lo que si se ha
encontrado en alguna de las prácticas consideradas de riesgo es conveniente
esperar un periodo "de ventana" de tres meses antes de someterse a la
prueba del VIH. Estos análisis son muy sencillos de realizar y permiten
establecer con certeza si existe o no infección.
¿El SIDA tiene cura o no?
En términos
generales, la respuesta es no. Una vez que la persona se ha infectado de VIH,
no hay quien se lo quite. Lo que es cierto, es que afortunadamente, sobre todo
en los países desarrollados, se dispone de medicamentos que frenan la
reproducción del VIH, logrando con ello que en muchas personas no les
sobrevenga el SIDA. En esas personas, la infección por VIH se convierte en una
enfermedad crónica. Si una persona infectada no recibe ningún tipo de
tratamiento, lo normal es que en 6 ó 10 años se le desarrolle el SIDA y
fallezca. Si recibe tratamiento, no está exenta de la posibilidad de efectos
secundarios negativos.
El desarrollo de la enfermedad se produce de forma distinta en los países ricos que en los pobres; en los primeros, los enfermos pueden acceder desde 1996 al tratamiento antirretroviral, mientras que los segundos no pueden costearse los fármacos. Es por ello, por lo que se demanda un esfuerzo de solidaridad por parte de compañías y gobiernos, hacia los países pobres, para que puedan disponer de fármacos a precios asequibles.
El desarrollo de la enfermedad se produce de forma distinta en los países ricos que en los pobres; en los primeros, los enfermos pueden acceder desde 1996 al tratamiento antirretroviral, mientras que los segundos no pueden costearse los fármacos. Es por ello, por lo que se demanda un esfuerzo de solidaridad por parte de compañías y gobiernos, hacia los países pobres, para que puedan disponer de fármacos a precios asequibles.
Las personas
con SIDA precisan de todo el apoyo de familiares, amigos y organismos
asistenciales, para sobrellevar esta enfermedad sin cura, pero ante la que una
actitud animosa de lucha puede ser decisiva.
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